La conferencia se llama Google IO pero podría bautizarse sin problemas como Android IO. No creo que a estas alturas quede alguien en Mountain View que no considere ya a Android como la plataforma estrella del gigante de la red. Su negocio sigue siendo la publicidad, pero el vehículo para hacerla llegar a los ojos de los usuarios cada vez depende más de este sistema operativo.
Mi observación sólo tiene valor anecdótico, por supuesto, pero por cada logo de Google en el Moscone Center de San Francisco, donde se celebra la conferencia anual, hay unos doce o trece "androides" verdes. Están ya presentes en 100 millones de dispositivos y crecen a un ritmo de casi 400.000 activaciones al día, que se dice pronto.
Cuando ayer pregunté en Twitter si alguien tenía alguna pregunta concreta para Hugo Barra, responsable de Android en Google, a quien tuve la oportunidad de entrevistar, la mayoría de las respuestas fueron sobre la fragmentación de Android y como piensa Google combatirla. Sólo este año he escuchado por fin oír hablar a Google de fragmentación como un fenómeno real dentro de Android. Lo ha hecho a regañadientes y la compañía aún cree que se trata de un fenómeno que solo afecta a una pequeña parte de los usuarios, los que quieren estar siempre actualizados a la última versión.
El cambio en la forma de tratar el problema se debe, imagino, a que en Google creen tener por fin una solución. A partir de la próxima versión de Android, que llega a finales de año, un grupo de fabricantes y operadoras se ha comprometido a trabajar juntos para garantizar al menos que durante los 18 meses posteriores al lanzamiento del dispositivo éste reciba las ultimas actualizaciones de Google lo antes posible. Cualquier fabricante u operador está invitado a unirse al grupo.
Para quien haya sufrido con las actualizaciones de Android la propuesta suena bien, aunque hay todavía muchas incógnitas. Por ejemplo, se espera que estos fabricantes y operadoras lancen las actualizaciones a las pocas semanas de que Google las haga disponibles, pero no hay un limite de tiempo exacto. Además, están condicionadas por el hardware del dispositivo. Puede que no todos tengan la potencia necesaria para mover la versión futura del sistema operativo, aunque estos serán casos muy puntuales para teléfonos de gama baja.
18 meses pueden no parecer muchos pero se trata de un acuerdo de mínimos, muchos teléfonos podrán seguir recibiendo actualizaciones y muchas de las aplicaciones podrán funcionar en varias versiones de Android. A pesar de las limitaciones es un paso adelante en un problema que cada vez más evidente, sobre todo en el periodo de confusión en el que está Android ahora mismo. La versión actual de Google (Gingerbread) no está llegando a algunos de los dispositivos de gama alta que salen ahora al mercado y hay una versión paralela exclusiva para tabletas (Honeycomb) que no puede beneficiarse de muchas de las aplicaciones y de la que Google además no piensa distribuir el código a pesar de que sigue considerándola "abierta".
Se espera que Ice Cream Sandwich - la próxima versión de Android- una estas dos plataformas y la compañía ha asegurado que el código de esta versión volverá a estar disponible públicamente.